5 jul 2010

Llanto


La tristeza de mis ojos se refleja
en la comisura de mis labios
y el amargor de los mismos
se refleja en mis palabras,
que avergonzadas de si mismas,
se refugian en mi alma
y la pobre está que arde en llamas...

Hoy es tarde...
Ya no llego a tu mirada.
La vida me ha hecho ciego
o habrá hecho coja a mi mirada
cada vez que necesito decirte
lo que siento, se me escapan las palabras
se esconden... y aunque siempre me resisto
se alian con mis lágrimas,
y habría que ver en que gota
se abrazan sal, palabra y lágrimas...

Nunca hubo, nunca fuiste, nunca fui...
Y lo triste es que crecí,
pero ha crecido conmigo, tan gran raíz...
Que anudada y asfixiada resistió.
Hoy toca a lo lejos un triste violín
y unas lágrimas celosas ponen fin.
Y en la soledad de este silencio,
y en el silencio de esta soledad,
abandonado en mí,
yo de a poco me bebo tu desprecio
con la única esperanza de no morir...







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